Para ti querida Loli, que te has ido tan temprano, dejando un enorme vacío en tu hogar. Para ti amiga y para todas aquellas mujeres asesinadas cobardemente por la mano de un hombre, cuyo único objetivo en la vida era la violencia.
No me esperes ni hoy ni nunca
¡No me esperes como siempre a la salida!
Encuéntrame en mis llagas abiertas
para hablar de tus quimeras
y promesas de colores.
Deja el flagelo en casa por si llueve,
no olvides cerrar bien los pesares
de la irresistible cámara de torturas,
para que nadie pueda llevarse
tus laureles pervertidos.
¡No me esperes como siempre a la salida!
Sigue el recorrido de la herida,
que cubre con mi sangre las piedras del
camino.
Encuéntrame en la alcantarilla
de las muertas,
entre señales de puñales
y lazos que sofocan.
Vendré envuelta en un largo velo negro,
con gafas azules que tiñen
mi suave piel amoratada.
Pobre de ti navegante si crees
que el luto cobijará tu puerto.
¡No
me esperes nunca más!
No regresaré a la antigua morada,
que me aguarda con las fauces abiertas.
Deposita
la sombra de mi cuerpo
Allí donde comienza el arco iris.
para
mirar desde el cielo
cómo juegan mis niños con los ángeles,
en los prados de ceniza.
Estela Lo Celso
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